Suelos y residuos
EL ECOSISTEMA HUMANO COMO MODIFICADOR DEL MEDIO NATURAL
¿Qué pasa con el aproximadamente 90 % del resto
de la Tierra
que ha sido o pronto será transformada para mantener a la población humana,
como espacio para vivienda, producción de alimentos, forestación, producción
mineral, caza, etc,.? ¿ Qué pasa con nuestra propia ecología?
¿Es posible que la Tierra mantenga
indefinidamente a una población humana en expansión con una alta calidad de
vida? ¿Hasta qué grado son compatibles los valores humanos con los valores
naturales? O sea, ¿pueden intergraduarse los ecosistemas naturales y los
artificiales o son las reservas la única alternativa para ambientes totalmente
alterados y antropizados y sus especies domesticadas?
Indudablemente, jamás se logrará una biosfera
sostenible mientras la población humana siga creciendo.
La Tierra no ofrece regiones
nuevas para colonizar.
Es fácil ser pesimista acerca del futuro, pero
también existe mucho espacio para el optimismo. Muchos programas destinados a
limpiar el ambiente y proteger a las especies en peligro han tenido un éxito
innegable y estos programas no se han limitado a los países desarrollados. Las
preocupaciones ambientales son compartidas por personas de todo el globo.
Además , existen soluciones ecológicas y de ingeniería relativamente simples
para la mayoría de los problemas ambientales. Sin embargo, para efectivizar
estas soluciones debemos desarrollar la voluntad de valorar el uso sostenible
de largo plazo de los recursos de la
Tierra por encima de los beneficios de corto plazo del desarrollo
rápido y no planificado. También debemos reconocer ciertos hechos innegables
que gobiernan el desarrollo racional de los recursos naturales:
- Debemos aceptar el hecho de que la población humana de la Tierra seguirá incrementándose, al menos en el futuro cercano, y que la mayor parte de la superficie terrestre y los océanos se dedicarán a mantener esa población.
- Dadas estas premisas, debemos manejar el planeta de modo de mantener los procesos naturales en un estado saludable. Si se presta atención a los principios básicos de la ecología es posible implementar prácticas de manejo que minimicen la interferencia sobre la capacidad de los ecosistemas para mantenerse y responder a la perturbación mientras aumentan al máximo su producción para uso humano.
- Debemos reconocer que los diferentes ecosistemas presentan diferentes usos óptimos y que ciertas prácticas de explotación y manejo son amigables para el ambiente mientras que otras no lo son.
- Las regiones más productivas de la Tierra no corresponden necesariamente a las zonas de mayor densidad de población humana. Estos desequilibrios pueden ser superados por el transporte de alimentos , materiales y energía de una región a otra , lo que exigirá un alto nivel de comunicación internacional, cooperación y bienestar compartido.
- El objetivo de mantener una biosfera sostenible solo puede ser satisfecho si los costos, tanto de corto como de largo plazo, del crecimiento de la población y el mal manejo ecológico íntegramente evalúan y se asignan a los bienes y servicios que los producen.
La actividad humana desarrolla procesos
involucrados en la producción biológica y en la regulación de las comunidades y
los ecosistemas. Estos procesos ocurren tanto en los ecosistemas artificiales
como en los naturales. Dos aspectos clave del funcionamiento de los ecosistemas
son el aprovechamiento de la energía y el reciclado continuo de materiales. En
los sistemas naturales la fuente primaria de energía es la luz solar; el
reciclado se logra por distintos procesos regenerativos, algunos de ellos
físicos o químicos y otros biológicos. En cualquiera de estos procesos un
desequilibrio que conduzca a la acumulación o al agotamiento de algún
componente de un ecosistema normalmente pondrán en movimiento mecanismos de
restablecimiento que empujen nuevamente al sistema hacia un estado de
equilibrio automantenido.
Los procesos de restablecimiento pueden ser
físicos, pero más a menudo comprenden transformaciones biológicas. Desde la
composición de la atmósfera hasta la característica más básica de muchos
hábitats, plantas, animales y microbios han modificado enormemente la condición
de las superficies terrestres y el agua de la Tierra y son responsables de mantener sus
cualidades. Cuando los procesos naturales son interrumpidos los ambientes
pueden sufrir un cambio drástico y, lo que es peor, pueden perder su capacidad
de respuesta a la perturbación y ser degradados en forma permanente. Por lo
tanto, el mantenimiento de una biosfera sostenible exige que preservemos los
procesos ecológicos responsables de su productividad.
Todas las actividades humanas tienen
consecuencias para el ambiente y la pesca es un buen ejemplo de ello. El
objetivo es obtener un recurso alimentario para el consumo humano. Pero cuando
se aumentan al máximo los ingresos de corto plazo de una pesquería-extrayendo
mientras se pueda- las reservas de peces se reducen o incluso desaparecen, la
pesquería quiebra y la atención se dirige hacia otras poblaciones explotables.
La pesca, la caza, el pastoreo, la recolección de
leña, la extracción de madera, etc., son interacciones clásicas. En la mayoría
de los sistemas naturales estas interacciones logran un estado de equilibrio
porque a medida que un recurso se vuelve escaso la eficiencia de la explotación
cae verticalmente y entonces las poblaciones de consumidores comienzan a
declinar o a buscar recursos alternativos hasta que los consumidores y su
primer recurso son llevados nuevamente al equilibrio. La eficiencia de la
explotación y la capacidad de los recursos para resistirla son características
de los consumidores y los recursos que han evolucionado durante largos períodos
de interacción.
En los sistemas económicos las interacciones
también pueden llegar al equilibrio porque a medida que un recurso se torna
escaso y su precio aumenta la demanda de ese recurso disminuye; las personas se
arreglan sin él o encuentran alternativas más baratas. Sin embargo, como la
capacidad de la población humana para explotar los sistemas naturales ha
crecido fuera de toda proporción por su capacidad para utilizar herramientas,
los recursos renovables probablemente no se volverán escasos hasta que se
encuentren casi al borde del agotamiento y no puedan sostener ni siquiera una
explotación reducida. Las habilidades tecnológicas han avanzado con demasiada
rapidez para que la naturaleza les siga el paso; los seres humanos han logrado
el dominio con sus armas, arados y motosierras. En consecuencia, muchos
ecosistemas que históricamente sostuvieron el crecimiento de la población
humana, como los grandes bosques y praderas de América del Norte, han sido
transformados para otros usos.
La alteración de la naturaleza básica de un
hábitat a menudo altera los procesos naturales de regeneración y control y
conduce a consecuencias negativas que, entre todos, debemos minimizar.
La humanidad tiene la opción de adoptar una
actitud nueva respecto de su relación con la naturaleza. Formamos parte de la
naturaleza, no estamos separados de ella. Dado que nuestra inteligencia,
nuestra cultura y nuestra tecnología nos han dado el poder de dominar la
naturaleza, también debemos utilizar estas capacidades para imponer la
autorregulación y la autolimitación. Éste es el mayor desafío que enfrentamos.
Hemos tenido un éxito espectacular en convertirnos en especie tecnológica.
Nuestra supervivencia depende ahora de que nos convirtamos en especie ecológica
y de que ocupemos nuestro lugar correcto en la economía de la naturaleza.
- Fuente:
- Ambientum.com 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario